Afganistán al borde del colapso
Personas afganas desplazadas enfrentan “catástrofe humanitaria” este invierno.Fotografías de Andrew McConnell
2 de diciembre de 2021
Afganistán al borde del colapso
Personas afganas desplazadas enfrentan “catástrofe humanitaria” este invierno.Fotografías de Andrew McConnell
2 de diciembre de 2021
Antes de que el régimen Talibán tomara el poder en agosto, Afganistán ya atravesaba por una serie de crisis: los cultivos languidecían a raíz de una fuerte sequía, la pobreza aumentó a causa de la pandemia de COVID-19 y más de tres millones de personas fueron desplazadas al interior del país debido al prolongado conflicto.
Hoy en día, Afganistán se encuentra al borde de lo que Deborah Lyons, Representante Especial de la ONU, denomina una “catástrofe humanitaria”. Toda la sociedad ha sentido los efectos de la implosión económica; sin embargo, se encuentran en mayor vulnerabilidad quienes han tenido que abandonar sus hogares como resultado del conflicto.
Antes de que el régimen Talibán tomara el poder en agosto, Afganistán ya atravesaba por una serie de crisis: los cultivos languidecían a raíz de una fuerte sequía, la pobreza aumentó a causa de la pandemia de COVID-19 y más de tres millones de personas fueron desplazadas al interior del país debido al prolongado conflicto.
Hoy en día, Afganistán se encuentra al borde de lo que Deborah Lyons, Representante Especial de la ONU, denomina una “catástrofe humanitaria”. Toda la sociedad ha sentido los efectos de la implosión económica; sin embargo, se encuentran en mayor vulnerabilidad quienes han tenido que abandonar sus hogares como resultado del conflicto.
De 668.000 personas desplazadas por el conflicto desde principios de este año, alrededor de 50.000 se dirigieron a Kabul, la capital.
La ciudad se ubica a una altitud de 1.800 metros; por tanto, en el invierno, las temperaturas suelen llegar a menos de 0°C durante la noche. Si bien en las últimas semanas algunas personas han retornado a las zonas de las que provienen, otras aún tienen miedo o no tienen un hogar al cual volver.
Por desgracia, mientras se preguntan cómo costearán su siguiente comida, muchas otras pasarán los fríos meses de invierno en albergues hechizos o se hacinarán en recintos rentados que no cuentan con calefacción.
De 668.000 personas desplazadas por el conflicto desde principios de este año, alrededor de 50.000 se dirigieron a Kabul, la capital.
La ciudad se ubica a una altitud de 1.800 metros; por tanto, en el invierno, las temperaturas suelen llegar a menos de 0°C durante la noche. Si bien en las últimas semanas algunas personas han retornado a las zonas de las que provienen, otras aún tienen miedo o no tienen un hogar al cual volver.
Por desgracia, mientras se preguntan cómo costearán su siguiente comida, muchas otras pasarán los fríos meses de invierno en albergues hechizos o se hacinarán en recintos rentados que no cuentan con calefacción.
Safa y su nuera, Bibi Khatoon, forman parte de una familia de ocho personas que quedó atrapada hace tres meses en medio del conflicto entre el régimen Talibán y las fuerzas armadas del gobierno anterior, al noreste de Afganistán.
La familia llegó a Kabul con las manos vacías, no obstante, después de haber recibido ayuda en efectivo por parte de ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, les fue posible rentar esta habitación a las afueras de la ciudad. Safa dio a luz a su bebé hace cuarenta días.
Safa y su nuera, Bibi Khatoon, forman parte de una familia de ocho personas que quedó atrapada hace tres meses en medio del conflicto entre el régimen Talibán y las fuerzas armadas del gobierno anterior, al noreste de Afganistán.
La familia llegó a Kabul con las manos vacías, no obstante, después de haber recibido ayuda en efectivo por parte de ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, les fue posible rentar esta habitación a las afueras de la ciudad. Safa dio a luz a su bebé hace cuarenta días.
Abdul Sattar, su esposo, carga a su hija de cuatro años fuera de la habitación que rentaron en Kabul. “En este momento tenemos demasiado miedo para volver; además, no tenemos un hogar al cual llegar”, comentó mientras explicaba que un misil cayó en su casa, al noreste de Afganistán, “y todo se derrumbó”.
“Tenemos demasiado miedo para volver; además, no tenemos un hogar al cual llegar”.
“No queda nadie en la zona; todos se fueron”, añadió. “El trauma fue inmenso para mi madre y mi padre; de hecho, aún no han logrado superarlo”.
Abdul Sattar, su esposo, carga a su hija de cuatro años fuera de la habitación que rentaron en Kabul. “En este momento tenemos demasiado miedo para volver; además, no tenemos un hogar al cual llegar”, comentó mientras explicaba que un misil cayó en su casa, al noreste de Afganistán, “y todo se derrumbó”.
“No queda nadie en la zona; todos se fueron”, añadió. “El trauma fue inmenso para mi madre y mi padre; de hecho, aún no han logrado superarlo”.
Una familia desplazada de nueve personas comparte una hogaza de pan como comida de medio día. Afganistán entró en crisis económica debido a la combinación entre sanciones internacionales, el congelamiento de los activos del gobierno afgano y la suspensión de la ayuda extranjera.
La situación ha empeorado a causa de la sequía y la flaca cosecha resultante; de hecho, se estima que las reservas quedarán vacías en pleno invierno. Más de la mitad de la población afgana (22,8 millones de personas) vive con hambre debido al desempleo y al elevado costo de los alimentos.
Una familia desplazada de nueve personas comparte una hogaza de pan como comida de medio día. Afganistán entró en crisis económica debido a la combinación entre sanciones internacionales, el congelamiento de los activos del gobierno afgano y la suspensión de la ayuda extranjera.
La situación ha empeorado a causa de la sequía y la flaca cosecha resultante; de hecho, se estima que las reservas quedarán vacías en pleno invierno. Más de la mitad de la población afgana (22,8 millones de personas) vive con hambre debido al desempleo y al elevado costo de los alimentos.
Las mujeres, las niñas y los niños que han sido desplazados a Kabul por el conflicto ruegan por un poco de pan afuera de una panadería.
Muchas personas afganas que apenas lograban satisfacer sus necesidades básicas ahora se encuentran en pobreza extrema debido a la crisis económica; además, el número de personas que mendigan en las calles de Kabul aumenta día con día.
Las mujeres, las niñas y los niños que han sido desplazados a Kabul por el conflicto ruegan por un poco de pan afuera de una panadería.
Muchas personas afganas que apenas lograban satisfacer sus necesidades básicas ahora se encuentran en pobreza extrema debido a la crisis económica; además, el número de personas que mendigan en las calles de Kabul aumenta día con día.
Zarina carga a su bebé de seis meses, Asad, en la habitación que ha estado rentando en Kabul para ella misma y sus tres hijos desde que su esposo fue asesinado en julio. Zarina encontró trabajo en el mercado local: limpia frijoles rojos, pero no basta para sostener a su familia.
“Mis hijos apenas comen, así que tienen hambre”.
“Mis hijos apenas comen, así que tienen hambre”, comentó. “Comemos arroz y pan”. Con la ayuda en efectivo que recibió de ACNUR, Zarina pudo saldar la deuda que tenía en una tienda. “Si no hubiera pagado el préstamo, quizás tendría que vender a mi bebé”.
Zarina carga a su bebé de seis meses, Asad, en la habitación que ha estado rentando en Kabul para ella misma y sus tres hijos desde que su esposo fue asesinado en julio. Zarina encontró trabajo en el mercado local: limpia frijoles rojos, pero no basta para sostener a su familia.
“Mis hijos apenas comen, así que tienen hambre”, comentó. “Comemos arroz y pan”. Con la ayuda en efectivo que recibió de ACNUR, Zarina pudo saldar la deuda que tenía en una tienda. “Si no hubiera pagado el préstamo, quizás tendría que vender a mi bebé”.
Para apoyar a su madre y a su hermana mayor, Matiullah, de diez años, y Hajira, su hermana de ocho años, venden bolsas de plástico en el mercado que queda cerca de su hogar. La familia llegó a Kabul hace seis meses, después de que los enfrentamientos en Kunduz, una ciudad al norte del país, destruyeron su casa.
“Me encantaría volver [a la escuela] si no estuviéramos enfrentando tantas dificultades”.
En un buen día, venden alrededor de diez bolsas de plástico. “Dejé la escuela hace cuatro años”, dijo Matiullah. “Me encantaría volver si no estuviéramos enfrentando tantas dificultades”.
Para apoyar a su madre y a su hermana mayor, Matiullah, de diez años, y Hajira, su hermana de ocho años, venden bolsas de plástico en el mercado que queda cerca de su hogar. La familia llegó a Kabul hace seis meses, después de que los enfrentamientos en Kunduz, una ciudad al norte del país, destruyeron su casa.
En un buen día, venden alrededor de diez bolsas de plástico. “Dejé la escuela hace cuatro años”, dijo Matiullah. “Me encantaría volver si no estuviéramos enfrentando tantas dificultades”.
Niños recogen plástico a la orilla del Río Kabul.
Más de cuatro millones de niñas y niños en Afganistán no están asistiendo a la escuela; por desgracia, la difícil situación obliga a las familias a enviar a sus hijas e hijos a trabajar.
Además, de acuerdo con UNICEF, los índices de matrimonio infantil van al alza.
Niños recogen plástico a la orilla del Río Kabul.
Más de cuatro millones de niñas y niños en Afganistán no están asistiendo a la escuela; por desgracia, la difícil situación obliga a las familias a enviar a sus hijas e hijos a trabajar. Además, de acuerdo con UNICEF, los índices de matrimonio infantil van al alza.
El Río Kabul, que atraviesa el corazón de la ciudad, tiene poca agua y está muy contaminado.
A principios de año, buena parte del país sufrió los estragos de la sequía, que ha alimentado la disminución de los niveles de agua subterránea en Kabul. Se espera que la sequía continúe durante el invierno debido a un segundo año de patrones climáticos de La Niña.
El Río Kabul, que atraviesa el corazón de la ciudad, tiene poca agua y está muy contaminado. A principios de año, buena parte del país sufrió los estragos de la sequía, que ha alimentado la disminución de los niveles de agua subterránea en Kabul. Se espera que la sequía continúe durante el invierno debido a un segundo año de patrones climáticos de La Niña.
Barkatullah, de 18 meses, padece de desnutrición. Su madre lo reconforta en el Hospital Infantil Indira Gandhi en Kabul.
De acuerdo con UNICEF, alrededor de 3,2 millones de niños afganos de menos de cinco años padecen desnutrición grave, y 1,1 millones se encuentran en peligro de muerte por desnutrición grave y aguda, y por no haber recibido tratamiento.
Barkatullah, de 18 meses, padece de desnutrición. Su madre lo reconforta en el Hospital Infantil Indira Gandhi en Kabul.
De acuerdo con UNICEF, alrededor de 3,2 millones de niños afganos de menos de cinco años padecen desnutrición grave, y 1,1 millones se encuentran en peligro de muerte por desnutrición grave y aguda, y por no haber recibido tratamiento.
En el Hospital Infantil Ataturk en Kabul, Najiba (de 22 años) sostiene a su hijo, Roshan, quien sufre de desnutrición y tiene apenas 43 días de nacido.
Muchas madres enfrentan dificultades para amamantar porque ellas mismas padecen desnutrición.
En el Hospital Infantil Ataturk en Kabul, Najiba (de 22 años) sostiene a su hijo, Roshan, quien sufre de desnutrición y tiene apenas 43 días de nacido.
Muchas madres enfrentan dificultades para amamantar porque ellas mismas padecen desnutrición.
Se espera que el invierno traiga consigo más dificultades para la población afgana, sobre todo para las personas desplazadas, cuya resiliencia se encuentra al límite y cerca del punto de quiebre. ACNUR está ampliando el alcance de la asistencia que brinda para ayudar a las familias desplazadas a superar las difíciles condiciones, pero se requiere aún más ayuda humanitaria.
“Se requiere apoyo urgente para que las personas en mayor situación de vulnerabilidad en Afganistán logren sobrevivir los meses de invierno y puedan mantener la seguridad de sus familias en un entorno cálido”.
“Al no contar con apoyo en efectivo o en especie, las comunidades quedarán expuestas a terribles acontecimientos, que incluyen la pérdida de la vida”, advirtió Caroline van Buren, representante de ACNUR en Afganistán. “Se requiere apoyo urgente para que las personas en mayor situación de vulnerabilidad en Afganistán logren sobrevivir los meses de invierno y puedan mantener la seguridad de sus familias, en un entorno cálido”.
Se espera que el invierno traiga consigo más dificultades para la población afgana, sobre todo para las personas desplazadas, cuya resiliencia se encuentra al límite y cerca del punto de quiebre. ACNUR está ampliando el alcance de la asistencia que brinda para ayudar a las familias desplazadas a superar las difíciles condiciones, pero se requiere aún más ayuda humanitaria.
“Se requiere apoyo urgente para que las personas en mayor situación de vulnerabilidad en Afganistán logren sobrevivir los meses de invierno y puedan mantener la seguridad de sus familias en un entorno cálido”.
“Al no contar con apoyo en efectivo o en especie, las comunidades quedarán expuestas a terribles acontecimientos, que incluyen la pérdida de la vida”, advirtió Caroline van Buren, representante de ACNUR en Afganistán. “Se requiere apoyo urgente para que las personas en mayor situación de vulnerabilidad en Afganistán logren sobrevivir los meses de invierno y puedan mantener la seguridad de sus familias, en un entorno cálido”.
*Se cambiaron los nombres por cuestiones de protección.